martes, 5 de febrero de 2008

Érase una vez...


... un jugador de fútbol. Un jugador de fútbol del Valencia al que muchos querían en sus filas. Pero llegó un día en el que este jugador no fue convocado, y después de éste día llegó otro en el que le pasó lo mismo. Y de repente un día el entrenador del Valencia CF le dice al jugador que no cuenta con él, que mejor si se busca otro equipo porque en el suyo no tiene cabida.

No se sabe si por decisión técnica, táctica, deportiva o personal, la cuestión es que este jugador debe seguir viendo los partidos del Valencia desde el palco.

Supongo que sabreis todos de quién estoy hablando, si, venga, decidlo sin miedo, todos sabeis como ha acabado la historia... uy, o quizá no, un momento... ¿vuestra historia acaba en un juzgado?


Pues vaya, lo siento mucho, porque la mía acaba con este jugador marcando un gol que nos da el pase a las semifinales de la Copa del Rey.

Ya veis, qué diferentes pueden ser los caminos por los que te lleva la vida según que decisiones tomes y qué deseos tengas en ella.

Para que luego se diga que a todos se les mide con el mismo rasero objetivo en este equipo y en esta ciudad. Creo que muchos deberían leer más cuentos de esos que al final tenían una moraleja que te enseñaba algo de la vida, o no, pero para este caso sirve por ejemplo aquello de "Manten tus palabras suaves y dulces, por si algún día te las tienes que tragar".

Y colorín colorado, este cuento, espero, se ha acabado.